martes, junio 06, 2006

"No hay camino"

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Así empieza el poema de Machado. Nuestro camino no está andado, ni tan siquiera está escrito, puesto que el camino lo hacemos día a día con nuestro caminar.

“Al echar la vista atrás, se ve el camino que nunca se ha de volver a pisar”

Lo que andamos, no podemos desandarlo, ni cambiarlo ni volver a andarlo. Sólo podemos mirar al pasado para ver las huellas de nuestros pasos.

En definitiva, podemos ver nuestro pasado pero nuestro futuro se hace día a día, conforme avanzamos. Pero lo que está claro es que el camino que andamos cada día está tremendamente influenciada por lo que anduvimos en el pasado. Dónde empezamos cada mañana a andar no es más que la consecuencia directa de todos los pasos que hemos andado.

Y la duda que siempre tengo es, ¿en qué momento nuestro camino empieza a torcerse?. ¿Cuándo nuestras decisiones dejan de ser buenas decisiones para ser malas decisiones?

Si trazamos una línea recta en el suelo y a su lado otra línea que al principio se distancie ligeramente, vemos que a los 5 cm. la distancia entre una y otra es corta, a los dos metros la distancia entre las dos líneas es enorme.

Así parece que sucede con la vida. Todos tenemos un vecino, un amigo de la infancia, alguien que ha crecido a nuestro lado y con el que jugábamos de pequeños y que le vemos ahora por la calle y nos preguntamos cómo ha acabado así.

Hay un segundo crítico, hay un momento en el que todo va como la seda cuando al segundo siguiente se ha ido todo al garete. Ese segundo es el decisivo pero no nos damos cuenta de ello. Hay un instante en el que la cosa empieza a torcerse sin que nos percatemos nosotros ni los que están a nuestro lado.

¿En qué momento se torció su vida? Ese amigo del colegio, que se sentaba a tu lado y con el que jugabas a la pelota resulta que ha fallecido por las drogas. ¿En qué punto cambió su suerte? ¿Con su primera borrachera? ¿Su primer porro? ¿Su primera calada a escondidas? O puede que más lejos aún, cuando se sintió un incomprendido tras el primer castigo de sus padres, o la primera bronca en clase del profesor,... O simplemente es que hay personas que nacen con mala estrella y fuera como fuese les iba a tocar acabar así.

Quiero creer que no, que podemos tomar las riendas de nuestras vidas y tener un pequeño poder de decisión en el camino que tomamos. Pero también tiene el inconveniente de que pase que no sepamos que hacer con las riendas y dejemos que sea el camino el que venga a nosotros.

Lo que está claro es que el camino hay que tomarlo, hay que andarlo. Es como montar en bici, que si dejas de pedalear te caes. Igual entonces el punto está en disfrutar de cada paso que damos, de disfrutar de las personas que nos rodean, de los pequeños placeres del día a día. Porque total, ¿quién sabe si ya nos estamos equivocando?.
Dedicado a Antonio Machado.

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