lunes, julio 17, 2006

Carta abierta

La vida es impredecible. Nadie nos puede asegurar que es lo que nos depara el mañana, ni tan siquiera sabemos que es lo que va a suceder dentro de cinco minutos. Además de impredecible, la vida es muy caprichosa y no permite que tengamos momentos de felicidad prolongados; cuando nos encontramos en la cresta de la ola siempre hay un pequeño detalle o un gran problema que surgen de repente para borrarnos la sonrisa. Tenemos que estar siempre atentos, en un estado de alerta permanente para poder encajar los golpes que nos lanza.

Pero precisamente esa es la magia de la vida, ese es el encanto de este mundo en el que vivimos. Para lo bueno y para lo malo. Hay circunstancias en nuestro caminar que surgen de improviso. Circunstancias difíciles, problemas sin solución exacta, situaciones que nos obligan a tomar decisiones complicadas. Son momentos duros en los que creemos que la tierra se derrumba bajo nuestros pies.

Son esos momentos en los que debemos sacar lo mejor de nosotros mismos, debemos hacer uso de toda nuestra inteligencia y nuestro carácter para superarlos. Como digo, son decisiones difíciles y son conflictos en que cada individuo toma una medida diferente. Todas son distintas y todas son correctas.

Una vez tomada la decisión no podemos cambiarla. La vida es un constante caminar, un permanente movimiento que no permite que podamos quedarnos quietos, no debemos anclarnos en el pasado. Pero tampoco debemos denegar de él. ¡No, jamás!

Debemos aprender de esos momentos, enriquecer nuestro espíritu de esas experiencias. La vida nos arroja al suelo, pero nosotros debemos levantarnos y aprender de esa caída. Los golpes nos harán más sabios, nos harán mejores y nos harán más fuertes.

Así que, cuando la vida nos lance un golpe, hay que encajarlo. Pero para luego levantarse. ¡Levantad la cabeza con orgullo y andar con la vista al frente, andad erguidos! ¡La vida nos ha puesto en un brete y nosotros hemos salvado el obstáculo!

¡No! ¡No hemos venido a este mundo para hincar la rodilla y dejar que el destino nos doblegue! ¡Ante el infortunio tomaremos nuestras armas y las levantaremos para presentar batalla!

Cuando el infortunio venga a por nosotros, cuando el destino intente burlarse de nuestra dicha clavaremos bien fuertes nuestras piernas en el suelo, pondremos nuestro cuerpo en tensión y resistiremos los embistes presentando pelea cada día para salir victoriosos de cada nueva batalla.

No dejaremos que los frutos amargos del camino de la vida nos quiten nuestro optimismo. No permitiremos que la sonrisa desaparezca de nuestros rostros. No consentiremos que las piedras de la senda nos impidan disfrutar de la compañía de las personas que queremos y que nos quieren.

¡No! Levantaremos las armas para presentar combate y tras la tormenta alzaremos la frente orgullosos de haber superado el lance, orgullosos y más sabios. No dejaremos que el infortunio nos doblegue y nos someta al imperio de la tristeza. Ante ello mostraremos nuestra mejor sonrisa. No admitiremos que la felicidad abandone el rumbo de nuestras vidas.

Aunque las nubes que nos invadan sean negras como el infierno, tras ellas siempre estará el cielo azul como el paraíso.

Comments:
Y no daremos a torcer el brazo.
Saludos.
 
Ni andaremos siempre de rodillas!!!
Saludos
 
Un continuo aprendizaje...
 
Esta muy bien todo esto...

Pero creo que te falta un "pequeño" detalle:

¿cual es el motivo para seguir adelante?
¿para seguir luchando en la vida?
¿para no doblegarse ante lo adverso?

Sin un fundamento vital, nadie aguanta cuando llegan los "palos" de verdad.

Cómo enfocas tu el asunto...:
¿cada uno se hace su fundamento para no venirse abajo?, y en este caso ¿son válidos todos los fundamentos?
 
Complicao el tema a debate. Sobre todo con el mundo como está últimamente. La felicidad es inalcanzable, creo yo. Hay que aceptarlo y asumirlo para no frustrarse al intentar llegar a ella sin conseguirlo. Pero sin negarse a disfrutar de los buenos momentos (que escasean) y sabiendo siempre que toda cara tiene su cruz.
Lo de la razón para seguir adelante, yo también me lo planteo mucho desde hace un tiempo pero espero encontrar la salida.
Muy bueno el artículo, por cierto

L.B.
 
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