miércoles, abril 25, 2007

Brownies

Cómo vuelan los brownies. Los brownies se palpan en el ambiente. Uno los siente planear por la oficina, oye el zumbido de su vuelo y agacha la cabeza todavía más contra la pantalla del ordenador para que no le caigan encima.

El ambiente se tensa, la agitación de los jefes va aumentando y los brownies cada vez tienen un mayor tamaño y cada vez planean más raso. Queremos que caigan pero que le salpique a otro la mierda, preferimos mantenernos limpios detrás de la barrera.

Los brownies son armas de doble filo. Todos sabemos que el riesgo es alto, pero que las ganancias pueden ser proporcionales. Existe la posibilidad de que una vez salpicado por la mierda que desprende el brownie al caer sobre tu cabeza, resulte que no es tan grande ni tan apestoso. Puede ser que el brownie sea fácil de controlar y consigas salir airoso de la situación.

Ocurre entonces que uno piensa que ha ganado los favores de los superiores, que son los amos del destino de los brownies y deciden sobre que cabeza deben explotar o sobre cual no. Uno se siente más optimista, se crece ante la adversidad y deja de ver sus propios defectos creyéndose el rey de las virtudes laborales. Se imagina un futuro en el que los brownies no le producen respeto, se imagina salvando a la raza de los currelas de los brownies ofreciéndose siempre voluntario para exterminar al marrón de turno y saliendo siempre victorioso de la adversidad.

En realidad, nuestro currela anónimo actúa así por puro egoísmo. Es la codicia la que mueve su falsa generosidad. Quiere recompensas y no le importará cortar cabezas para obtenerlas. El currela voluntario siempre sueña con sentarse más cerca del jefe y más alto que sus compañeros. Quiere pasta, y la quiere ya.

Es una verdad universal que a nadie le gusta que un marrón le caiga encima, pero también que en lo más profundo de cada currela hay escondido un trepa sin escrúpulos.

Ay, pero pobre el currela trepa que se cree que su dominio de los marrones le proporcionará la posibilidad de acercarse en la jerarquía a los jefes. En la mayoría de las ocasiones, cuando te cae un marrón encima, que lo resuelvas bien no importa para nada. Se te supone. Pero pobre del currela que no sepa manejar su marrón, que sea torpe o que todavía este muy verde para enfrentarse a una horda de brownies; eso podría suponer la condena eterna a ojos de los superiores.

Por eso, todo currela inteligente, con un poco de sentido común, prefiere no arriesgarse ante la posibilidad de medrar un poco en el escalafón laboral. Sabe que está bien en donde está. Sabe por experiencia previa que pocas veces se consigue ascender presentándose como voluntario a combatir brownies. Es mejor sólo enfrentarse a aquellos que el destino te tenga deparados.

Nunca hay que presentarse voluntario. Como nos enseña el chiste; pregunta el teniente en la mili a los soldados nuevos quién sabe escribir. “Yo”, exclama un soldado de entre las filas. “Pues a limpiar letrinas”, le ordena el teniente.

Etiquetas:


Comments:
Si caen brownies por todos lados, prueba a dejar caer alguno en tu plato.. híncale el tenedor sin mirarlo casi, y saborealo profundamente, deja que el chocolate de llene la boca de su sabor, y disfruta de tu festín.. Verás que así, los currelos, los trepas y todo lo demás te importarán menos, solo te importará el buen sabor del chocolate!
Besos y bienvenido!
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?