lunes, abril 02, 2007

Tell me why I don´t like mondays

Lunes.

El peor día de la semana.

Que sea lunes supone que tienes que enfrentarte otra vez con el trabajo, la escuela, las clases, las obligaciones. Tras dos días de fiesta, de relax, de diversión, de hacer lo que te venga en gana tienes que atender otra vez todo lo que te está impuesto en esta vida. Para mayor desánimo, atender las obligaciones ocupa la mayor parte de nuestra vida. Tenemos dos días de permiso por cinco de pringar, totalmente desproporcionado.

El lunes todo cuesta el doble. Todo nos pone de peor humor. Cuesta arrancar, madrugar el primer día de la semana, el primer madrugón, la primera clase, la primera reunión, el primer atasco, el primer marrón en el trabajo, el primer día sin siesta. Todo es una mierda cuando es lunes.

Llegas de tan mal humor que no quieres que nadie te hable en el trabajo, ni que te desee los buenos días. Siempre hay un graciosillo que se despierta con las pilas puestas y que es tan memo que llega de buen humor a la oficina. Es el típico plasta que está descansado porque tiene una vida tan vacía y tan aburrida que se acuesta a las diez de la noche todos los días, tanto si es sábado como si es martes. Es tan triste que ni tan siquiera se engancha a los seriales de la televisión. Ese es el que más ganas dan de reventarle la cabeza para quitarte todo el mal humor que llevas dentro.

Y todas esas sensaciones se multiplican por mil cuando encima es lunes de semana santa, cuando todo el mundo está de vacaciones y a ti te ha tocado quedarte pringando en el trabajo. Lo que más jode no es que tengas que estar sentado delante del ordenador haciendo el canelo, sino que casi todos tus conocidos están haciendo el huevo; además, en nuestra cabeza imaginamos que se lo están pasando como nadie, que están teniendo el mejor tiempo que nunca se haya recordado en estas fechas, que están en la playa, que los solteros están ligando con las tías más buenas, que los que van en pareja están en el mejor hotel que recuerdes con una piscina de lujo,…

Lo que más jode es que encima de que ya es jodido un lunes de semana santa nuestra cabeza se divierte complicándonos el día con semejantes imaginaciones. Sé que los demás se lo están pasando mejor en mi mente que en sus vacaciones, pero no puedo dejar de imaginármelo.

¡¡Cómo odio los lunes!!

Comments:
Habría tantas razones para explicar lo que expones como lunes tiene un año.
No obstante, sin lunes no habría viernes; me repatearía los cojones pensar que todos los días fueran viernes, pues perdería su encanto. Es como si todas las tías estuvieran buenas y quisieran follar conmigo, me moriría de aburrimiento, no tendría alicientes.
El lunes hay que pasarlo como el grano que te sale en el culo y desaparece a los dos días, es decir, con resignación.

Saludos,

EK, Mes X, Año 32
 
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