lunes, mayo 07, 2007
Nirvana urbano
Dos meses sin salir a correr por la ciudad es mucho tiempo. Hecho en falta la sensación de sentir el corazón bombeando sangre a tope, notar como los pulmones se hinchan para atrapar todo el oxígeno posible, como las piernas pesan a cada zancada que avanzo.
Me encanta salir a correr por la ciudad con mi música favorita. Hay canciones que invitan a seguir corriendo; muchas veces, aunque esté agotado corro unos minutos más para escuchar la canción que viene a continuación. Canciones como “Born to Run” de Bruce Springsteen, “Fear of the Dark” de Iron Maiden, “Stairway to Heaven” de Led Zeppelin…
Pero lo que más añoro, la sensación más agradable es en esos instantes en los que mente y cuerpo se separan por completo. Momentos en los que notas como la mente desconecta totalmente de lo que el cuerpo esté haciendo. La mente empieza a divagar en mil disparates distintos y ni te das cuenta de que tu cuerpo sigue y sigue corriendo.
Apenas dura unos instantes, pues al correr en la ciudad es difícil que no tengas que parar por un semáforo, un coche o un grupo de personas que ocupan toda la acera y te tienes que parar. Pero lo poco que dura sientes una dualidad dentro de ti mismo indescriptible, dualidad de alma y cuerpo….tu alma cavilando sobre asuntos dispares y tu cuerpo a pleno rendimiento pero sin ser consciente de los dolores que ello conlleva.
Me encanta salir a correr por la ciudad con mi música favorita. Hay canciones que invitan a seguir corriendo; muchas veces, aunque esté agotado corro unos minutos más para escuchar la canción que viene a continuación. Canciones como “Born to Run” de Bruce Springsteen, “Fear of the Dark” de Iron Maiden, “Stairway to Heaven” de Led Zeppelin…
Pero lo que más añoro, la sensación más agradable es en esos instantes en los que mente y cuerpo se separan por completo. Momentos en los que notas como la mente desconecta totalmente de lo que el cuerpo esté haciendo. La mente empieza a divagar en mil disparates distintos y ni te das cuenta de que tu cuerpo sigue y sigue corriendo.
Apenas dura unos instantes, pues al correr en la ciudad es difícil que no tengas que parar por un semáforo, un coche o un grupo de personas que ocupan toda la acera y te tienes que parar. Pero lo poco que dura sientes una dualidad dentro de ti mismo indescriptible, dualidad de alma y cuerpo….tu alma cavilando sobre asuntos dispares y tu cuerpo a pleno rendimiento pero sin ser consciente de los dolores que ello conlleva.
Como digo es una sensación estupenda, que no siempre se puede experimentar pero que merece la pena intentar. Supongo yo que lograr esa dualidad era lo que llamaban alcanzar el nirvana, ese instante en que uno consigue que el alma abandone el cuerpo y no note ninguno de sus límites, de sus dolores.
Comments:
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A mi me gusta salir a caminar con el mp3, pero la verdad es que hace tiempo que no lo hago ... y comprendo lo que dices, de una carrerita más para escuchar la siguiente canción :-)
Tienes toda la razón... Es estupenda la sensación de dos cosas independientes y a la vez.. Me pasa cuando salgo a caminar, o cuando me pongo a unir piecitas de tela.. mis manos siguen ahí, mi cabeza está a años luz de mi cuerpo..
Besos
Besos
a veces es necesario salir, romper la rutina, lo malo es que no siempre es posible sentirse libre.
Un saludo
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